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Su Omega Desafiante
Kristen Strassel

P. Jameson


Una omega desafiante harГЎ que este soldado alfa rompa todas sus reglas ... Las Tierras Yermas estГЎn en problemas. Alguien ha estado secuestrando a omegas y el Rey Alfa le ha encargado a uno de sus soldados de mayor confianza que los traiga de vuelta. Dagger es mi mayor enemigo. Un alfa en el que no puedo confiar. Insisto en unirme a la misiГіn para mantenerlo a raya. Pero incluso ser la hermana de la reina no facilitarГЎ mi trabajo. Trabajar con mi enemigo resulta mГЎs difГ­cil de lo que esperaba. Pero cuando Dagger abre su corazГіn y revela un secreto que siempre quiso ocultarme, mi odio hacia Г©l se convierte en una emociГіn mucho mГЎs peligrosa. Deseo. Ahora no estoy segura de quiГ©n es el verdadero enemigo, o si el hombre al que he odiado durante tanto tiempo es realmente la clave de mi futuro.









Tabla de Contenido


Su Omega Desafiante (Los Omegas Reales, #2) (#ueea1e287-e80c-5683-803a-6ece38fc189e)

CAPITULO UNO Dagger (#u7372d7c4-c2c2-5474-abe7-66fbb9b0770a)

CAPITULO DOS Tavia (#u4762629d-cb25-5990-8fa9-4b3496a82820)

CAPITULO TRES Dagger (#ud2fc19c3-44ac-5ba4-bded-114636a313f1)

CAPITULO QUATRO Tavia (#udcbc7911-c767-5822-b4a7-ab5dce784603)

CAPITULO CINCO Dagger (#ua71bf05a-f376-5a35-a796-2f41fba2fff6)

CAPITULO SEIS | Tavia (#u91b46ff8-822d-5c89-82dc-7a5e80201494)

CAPITULO SIETE Dagger (#uec681c7d-8468-579b-bf0c-0d3b67451ef1)

CAPITULO OCHO Tavia (#ue6fdec8a-81fe-56e3-b8f4-335c4f48906f)

CAPITULO NUEVE Dagger (#ua5894011-d70a-5fc0-9e33-509d9a86c10a)

CAPITULO DIEZ Tavia (#u6636cd5b-18e2-562f-a1a9-84a4be808fbf)

CAPITULO ONCE Dagger (#ua650fb44-b3a6-54b2-9744-03450e81defa)

CAPITULO DOCE Tavia (#u824fa227-280f-55b3-a410-4d061b06b476)

CAPITULO TRECE Dagger (#u4cf0e8c7-a4aa-5409-8370-16fee686ffbc)

CAPITULO CATORCE Tavia (#u6fd7f194-15d9-5b58-b90a-5bf9ef3f1e23)

CAPITULO QUINCE Dagger (#ucbc67c7b-d664-5d56-bb54-8d014e5bdb2c)

CAPITULO DIECISEIS Tavia (#ue2d80e50-39cc-5344-9e14-d3666b29069d)

CAPITULO DIECISIETE Dagger (#u52b7d556-ca26-54ac-b8ad-19ad23d7c453)

CAPITULO DIECIOCHO Tavia (#u1467ce2f-ed56-5777-ba14-69fe874631ba)

CAPITULO DIECINUEVE Dagger (#u92b8b144-6bd5-56b8-9d66-90c6bb71a76c)

EPILOGO Charolet (#u2aa63340-0f4e-5f82-b036-e19d7e59e0f1)


Una omega desafiante harГЎ que este soldado alfa rompa todas sus reglas.

Las Tierras Yermas estГЎn en problemas. Alguien ha estado secuestrando a omegas y el Rey Alfa le ha encargado a uno de sus soldados de mayor confianza que los traiga de vuelta.

Dagger es mi mayor enemigo. Un alfa en el que no puedo - no puedo - confiar. Insisto en unirme a la misiГіn para mantenerlo a raya. Pero incluso ser hermana de la reina no facilita mi trabajo.

Trabajar con mi enemigo resulta mГЎs difГ­cil de lo que esperaba. Pero cuando Dagger abre su corazГіn y revela un secreto que siempre quiso ocultarme, mi odio hacia Г©l se convierte en una emociГіn mucho mГЎs peligrosa. Deseo.

Ahora, no estoy segura de sГ­ es el verdadero enemigo, o si el hombre que he odiado durante tanto tiempo es realmente la clave de mi futuro.

Su Omega Desafiante

LAS OMEGAS REALES

Libro Dos

Por

P. Jameson

Kristen Strassel

––––––––






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Su Omega Desafiante

Derechos de Autor В© 2019 por P. Jameson and Kristen Strassel

Primera publicaciГіn electrГіnica: Septiembre 2019

Estados Unidos de AmГ©rica

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicaciГіn puede ser reproducida, redistribuida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en ninguna base de datos, sin el permiso previo por escrito de las autoras, con la excepciГіn de breves citas contenidas en reseГ±as crГ­ticas. La reproducciГіn o distribuciГіn no autorizada de este trabajo protegido por derechos de autor es ilegal. Ninguna parte de este trabajo puede ser escaneada, cargada o distribuida a travГ©s de Internet o por cualquier otro medio, incluso electrГіnico o impreso, sin el permiso por escrito de las autoras.

Los personajes y eventos de este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia y no es la intenciГіn de las autoras.

DiseГ±o de Cubierta: Sotia Lazu

Traducido por Enrique Laurentin

Formato: Agent X Graphics

P. Jameson | Kristen Strassel

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CAPITULO UNO

Dagger







Me parГ© en medio de las Tierras Yermas, lo que quedaba de ellas, y contemplГ© las ruinas ante mГ­. El inclemente sol del desierto brillaba en lo alto, resaltando cada chabola demolida, las cercas carbonizadas, los bienes destruidos que los habitantes habГ­an guardado durante dГ­as desesperados. Con o sin sol, no pude evitar ver a la gente que se arremolinaba, pareciendo perdida.

Perdidos. ВїYo tambiГ©n les parecerГ­a perdido?

Esta tierra que limitaba con Luxoria al sur era el hogar de los omegas, la clase mГЎs baja de cambiaformas entre la gente Weren.

No. No era la clase mГЎs baja. Ya no.

No desde que el rey Adalai tomГі a una omega como reina y declarГі a La DivisiГіn nula y sin efecto.

No mГЎs segregaciГіn, no mГЎs manada dividida. Ahora Г©ramos uno. Alfa, beta y omega por igual.

DeberГ­a haberme sentido feliz, como tantos otros. Como Evander y Cassian. Incluso Solen no se estaba molestando con la aguamiel del rey por esto. Y habГ­a una cierta sensaciГіn en la ciudad estos dГ­as. MГЎs ligera, incluso cuando los omegas todavГ­a miraban de reojo.

Pero no estaba feliz por nada de eso.

HabГ­a un lugar para todo y para todos. El lugar de los omegas estaba en las Tierras Yermas. El mГ­o estaba... solГ­a estar... al lado del rey. Comandante de la Frontera Sur. Supervisor de las Tierras Yermas. Ya no. Con mi tГ­tulo despojado, yo era solo otro alfa compitiendo por un lugar en este mundo. No tenГ­a nada ni a nadie ahora.

Excepto mi misiГіn.

El rey Adalai me estaba enviando en una bГєsqueda para encontrar a los omegas que habГ­an sido secuestrados en las Tierras Yermas durante los Гєltimos aГ±os. Estas quejas de personas desaparecidas no eran nuevas para mГ­, pero nunca las habГ­a tomado en serio. Las Tierras Yermas eran... buenas, malas. TenГ­a sentido que los cambiaformas desesperados pudieran intentar irse en busca de algo mejor. No lo encontrarГ­an. Cualquiera que tuviese algГєn sentido sabГ­a que mГЎs allГЎ del desierto solo habrГ­a mГЎs desierto.

Y humanos. HabГ­a humanos que querГ­an cosas de nosotros. QuerГ­an explotar nuestras habilidades y experimentar con nosotros para su propio beneficio. Humanos que querГ­an nuestra tecnologГ­a para poder prosperar en el mundo como era ahora, despuГ©s de las erupciones solares y la Gran Tormenta de Polvo que enviaron a la humanidad al caos.

Luxoria era un oasis del que todos querГ­an un pedazo. TenГ­a sentido que los omegas desesperados que llamaban hogar a las Tierras Yermas, pudieran haber ido en busca de otro lugar como este.

Ahora sabГ­a que ese no era el caso.

Los omegas habГ­an sido tomados, uno a la vez, durante aГ±os por los humanos que los convirtieron en armas vivientes. Versiones retorcidas de lo que eran antes, bestias medio cambiantes que babeaban ГЎcido y cortaban lobos por la mitad con sus garras.

HabГ­an venido a destruir las Tierras Yermas e hicieron un buen trabajo. Lo Гєnico bueno de esa noche fue que ninguno de los mutantes regresГі con vida a los humanos.

Pero el nГєmero de omegas faltantes era casi de tres dГ­gitos. Lo que significaba que habГ­a muchos mГЎs mutantes, o futuros mutantes, en el arsenal de los humanos. DependГ­a de mГ­ encontrarlos antes de que conocieran ese destino.

Fue en parte un castigo por mi papel en la destrucciГіn de las Tierras Yermas, en parte una misiГіn de rescate. El alfa en mГ­ se resistГ­a a asumir cualquier pizca de culpa, pero el rey y otros sintieron que habГ­a descuidado mis deberes. Para ellos era fГЎcil decirlo cuando estaban a cargo de betas y de otros alfas. Me habГ­an encomendado la tarea de vigilar a los omegas. Los sin ley, los olvidados. La basura que a nadie le importaba. Nadie podГ­a entender la situaciГіn en la que me colocaba mi asignaciГіn.

Si me hubiera importado demasiado, mi lealtad a la corona habrГ­a sido cuestionada.

Si me importaba muy poco... bueno, ahГ­ era donde estaba ahora.

El equilibrio que habГ­a tenido que mantener era estrecho e imposible, pero mis verdaderos sentimientos estaban en algГєn punto intermedio. A veces, me relacionaba mГЎs con los omegas que con mi propia clase. A veces, odiaba a los alfas tanto como ellos.

Me odiaba a mГ­ mismo.

Por vivir al otro lado de las puertas mientras la gente sufrГ­a, merecidamente o no. Por saber que los niГ±os pasaban hambre mientras la realeza comГ­a hasta saciarse. Por nunca informar de estas cosas al rey, Вїle hubiera importado entonces o no?

Por observar a una mujer omega y desear que pudiera ser mГ­a.

Me quedГ© inmГіvil cuando la vi a una gran distancia, parpadeando dos veces para asegurarme de que realmente era ella. No estaba sucia como la primera vez que la vi en el castillo. Y aunque su vestido era suave ahora, no estaba raГ­do ni rasgado como antes. Su cabello oscuro estaba trenzado hacia atrГЎs contra su cabeza, pero ya no estaba cubierto de barro.

Tavia era diferente ahora que su hermana era reina, pero todavГ­a le gustaba fingir que era una de las desesperadas. Ella me habГ­a hecho odiarme mГЎs a mГ­ mismo, y ni siquiera lo sabГ­a. Nunca lo harГ­a, si tuviera algo que decir al respecto.

Apartando mis ojos de ella, me concentrГ© en el horizonte.

Los omegas se habГ­an convertido en mi pueblo sin siquiera quererlo. Yo era La DivisiГіn, mitad dedicada a ellos y mitad a mi rey. La barrera entre ellos y la ciudad. HabГ­a sido mi secreto mГЎs oscuro y mejor guardado, y permanecerГ­a como tal hasta el dГ­a de mi muerte.

ВїQuГ© diablos era yo ahora? ВїDГіnde pertenecГ­a en esta nueva manada unificada por la que abogГі el rey Adalai?

Ninguno de esos sentimientos que los omegas me provocaban importaba mГЎs que mi posiciГіn. Mi lugar.

Ahora, tenГ­a que recuperarlo.

SaldrГ­a al amanecer. EncontrarГ­a a todos los omegas perdidos durante mi vigilancia y los llevarГ­a a casa. Y mientras estaba en eso, me encontrarГ­a a mГ­ mismo. Nunca mГЎs me dividirГ­a entre el honor y el deber.

Nunca mГЎs.














CAPITULO DOS

Tavia







"Voy a la misiГіn de rescate", anunciГ©. Las palabras colgaron entre mi hermana y yo como una telaraГ±a polvorienta, ninguna de las dos extendiГі la mano para quitarla.

Convertirse en la primera reina omega en una generaciГіn ni siquiera fue lo mГЎs imprudente que habГ­a hecho mi hermana Zelene. Mantener su trasero fuera del agua caliente era un trabajo de medio tiempo, y nunca me atrevГ­ a decirle que esa fue la razГіn por la que me despidieron de mi puesto en el castillo. El primero, de todos modos. En ese momento, parecГ­a el fin del mundo. PensГ© que era un secreto que me llevarГ­a a la tumba. Si no fuera lo suficientemente buena para trabajar para la familia real de Luxoria, nadie mГЎs me contratarГ­a. Y no podГ­a poner en peligro su trabajo. Nos hubiГ©ramos muerto de hambre.

Pero la chispa en sus ojos cuando cocinaba problemas era a veces la Гєnica luz en las Tierras Yermas.

Ahora aquГ­ estГЎbamos, en la suite privada del castillo real de Luxoria. No, no estГЎbamos invadiendo. VivГ­amos aquГ­. Zelene lo hacГ­a, de todos modos, ahora que estaba emparejada con el rey Adalai.

Mi hermana era una verdadera reina. Me tomarГ­a mucho tiempo entender eso.

Por eso, a pesar de las protestas de Zelene, volvГ­a a casa en las Tierras Yermas todas las noches. AllГ­, los omegas habГ­an sido sentenciados a una vida de pobreza para que el ex rey, el padre de Adalai, pudiera ajustar cuentas. Como su hijo, se habГ­a enamorado de una omega, pero eso no le impidiГі traernos tanta miseria.

Por esa razГіn, nunca confiarГ­a en Adalai ni en nadie de su corte. Sediento de sangre y despiadado, estaba convencido de que harГ­an cualquier cosa para salvar sus propios traseros. DespuГ©s de veinticinco aГ±os en las Tierras Yermas, entendГ­ el instinto de supervivencia mГЎs de lo que nunca quise. ВїLa diferencia entre los alfas y yo? No pondrГ­a a nadie mГЎs en peligro para salvarme.

Sin embargo, iba a ser imprudente. Por el bien mayor. MirГ© a mi hermana, desafiando su expresiГіn de asombro. Era mi turno de ser la imprudente.

“Como reina, puedo prohibirte que vayas. Ordenarte que permanezca en el castillo". Zelene abrazó una almohada de terciopelo contra su pecho. Su pierna rota la relegaba a la suite. Llevaba muletas, pero odiaba mostrar debilidad. Todos en la ciudad y más allá estaban mirando a la reina omega. Su asiento favorito estaba junto a la ventana, con vistas al jardín. Más allá de eso, podíamos ver las Tierras Yermas. Algunos podrían decir que se estaba escondiendo, pero fue la primera línea de defensa en otro ataque.

"ВїMe prohibirГ­as volver a las Tierras Yermas? CuГЎn pronto olvidas de dГіnde vienes". Me burlГ©. Ella jurГі que nunca lo harГ­a.

“Si planeas quedarte allí, tal vez. ¿Pero más allá de eso? ¿Dónde residen los humanos? Ella sacudió su cabeza. "No es seguro. Nunca lo fue, pero especialmente ahora. Los mutantes te estarán buscando, específicamente, porque a los humanos nada les encantaría más que capturar a la hermana de la reina". Ella se estremeció, y el mismo escalofrío recorrió mi espalda. “Así que sí, puedo ordenarte que te quedes aquí. O yo..."

Ella no tenГ­a nada.

"ВїCГіmo me castigarГЎs si es peor de lo que ya vivimos?" MirГ© hacia la puerta para asegurarme de que el rey no nos habГ­a hecho una visita sorpresa. HacГ­a eso, muchas veces. Probablemente se suponГ­a que iba a ser romГЎntico acercarse sigilosamente a su nueva novia, pero yo no sabГ­a mucho sobre esas cosas adorables. Para mГ­, sentГ­a que nos estaba controlando.

"Si te atrapan, no hay forma de saber qué te sucederá". Zelene se estremeció cuando una serie de posibilidades pasaron por su cabeza. Ciertamente estaban pasando por mí. “Los humanos ya tratan a los omegas como ratas de laboratorio. Si pudieran ponerte las manos encima..."

"No confГ­o en que Dagger regrese con los omegas vivientes. HarГЎ un trato con los humanos para conseguir lo que quiere, no lo mejor para las Tierras Yermas. Para Г©l nunca lo hemos hecho bien. Por eso voy con Г©l".

Hasta que Adalai despojГі a Dagger de sus deberes y tГ­tulo, habГ­a estado a cargo de supervisar las Tierras Yermas. Pero no nos mantuvo a salvo. Durante cinco aГ±os, se habГ­a asegurado de que nuestras vidas fueran un infierno. Ahora prometiГі que pasarГ­a la pГЎgina y harГ­a lo correcto. Lo creerГ­a cuando lo viera. Cuando todos los omegas perdidos estГ©n a salvo.

"No, no lo harГЎs."

"ВїLo prohГ­be, Su Majestad?" La desafiГ©.

"Tienes que confiar en Dagger", dijo Zelene, y no tenГ­a idea de cГіmo mantenГ­a la cara seria. Ese hombre era tanto nuestro enemigo como los humanos que capturaron a los omegas y los convirtieron en lobos mutantes.

No dejarГ­a que la corona cambiara a mi hermana. HarГ­a lo que fuera necesario para mantenerla fiel a sus raГ­ces.

"No confГ­as en Dagger para mantenerme a salvo".

FrunciГі los labios y, por primera vez desde que le habГ­an colocado la corona sobre la cabeza, parecГ­a vulnerable. No dГ©bil. NingГєn omega era dГ©bil. Especialmente no nuestra reina. Pero de vez en cuando, nuestras paredes se derrumbaban. Era imposible mantenerlas en alto todo el tiempo.

"No, no confío en él", dijo. “Creo que hará todo lo que Adalai le pida para recuperar su título. Pero ahí es donde termina. Te verá como un desafío, Tavia. Y más que eso, una representación de todos sus fracasos. Dagger no pudo imponer su voluntad en las Tierras Yermas. Especialmente no en nosotras. Por mucho que lo intentó, no pudo obligarnos a someternos. Esperará que luches por ti misma".

"He estado luchando por mi vida todos los malditos dГ­as". Desde que los omegas habГ­an sido exiliados de Luxoria. Si Dagger pensaba que me rendirГ­a fГЎcilmente, que dejarГ­a de pelear solo porque mi hermana dormГ­a en la cama del Rey, tenГ­a otro pensamiento por venir. "Estoy lista."

El sol comenzГі a esconderse detrГЎs de las montaГ±as. Para mi cerebro omega, significaba que era hora de regresar a las Tierras Yermas, antes de que fuera ilegal ser capturado en Luxoria, y los guardias tuvieran carta blanca para rectificar ese problema como mejor les pareciera. Era difГ­cil acostumbrarse a las nuevas reglas, o la falta de ellas.

“Rielle estará aquí pronto. Pregúntale qué piensa de mi plan". Nuestra compañera de cuarto trabajaba en las dependencias privadas del castillo. Todo había sido un torbellino desde la noche en que Zelene irrumpió en la fiesta y no habíamos tenido mucho tiempo para discutir estrategias. Los alfas podrían haber hablado de sus planes militares mientras ella les servía, pensando que no era lo suficientemente inteligente como para entender lo que planeaban.

Gran error.

"Estoy segura de que ella lo odiarГЎ tanto como yo. Te harГ© saber si a ella se le ocurren mejores ideas". Zelene sonriГі.

"No es eso lo que quiero decir." Besé su mejilla antes de dejarla pasar la noche. “Presiono para obtener información. Dagger seguramente no me lo dirá todo, y me niego a que me tomen desprevenida".

Los ojos azules de Zelene estaban enormes y sin parpadear. “Por favor, reconsidera esto. Ayudas más a los omegas viva que muerta".

Las palabras de despedida de mi hermana me perseguГ­an mientras me aventuraba por las calles de Luxoria. Nunca me detuve en ninguna de las tiendas de camino a casa antes, ni me quedГ© en las vidrieras. Hasta hace poco, se prohibГ­a la entrada de omegas, a menos que estuviГ©ramos allГ­ para hacer negocios para una alfa o una beta. Puede que se levante la prohibiciГіn, pero gastarГ­a el poco dinero que tenГ­a en los negocios de las Tierras Yermas.

A Zelene le preocupaba que Luxoria no estuviera lista para la unidad, pero no habГ­a considerado las necesidades de su propia gente. Que no querГ­amos ser considerados iguales a los alfas. QuerГ­amos ser reconocidos por quienes Г©ramos, no mГЎs envueltos en la vergГјenza y la miseria.

Todos los guardias se habГ­an ido de las puertas. Adalai dijo que habrГ­a una ceremonia para demoler los muros que separaban a los omegas de Luxoria.

Tal vez estaba siendo una tonta, insistiendo en ir a la batalla. Me habГ­a estado cuidando las espaldas durante aГ±os, asegurГЎndome de que mis amigas estuvieran a salvo, pero eso no era lo mismo que trabajar con un ejГ©rcito. Dagger, confiara en Г©l o no, era un soldado entrenado. No me habГ­a tomado en serio antes de que mi hermana se llevara la corona, cuando seguГ­ el protocolo vacГ­o que tenГ­amos ante nosotros y acudГ­ a Г©l con los problemas del pueblo. Me dirГ­a que lo sabГ­a y me despedirГ­a. Apenas me mirГі.

Esta misiГіn no podrГ­a ser mГЎs que un ejercicio de frustraciГіn. Y probablemente no perderГ­a el sueГ±o si me capturaran. HabГ­a sido una espina clavada en su costado durante demasiado tiempo.

"¡Lady Tavia!" una voz familiar me llamó, seguida de fuertes pasos ​​en el polvo. Me volví para encontrar a Maryellen, que había sido amiga de mi madre, una soldado en la antigua guerra.

"Sigo siendo solo Tavia, Maryellen". NotГ© que habГ­a estado llorando. "ВїQuГ© pasГі?"

"Jacoby". Su hijo. "EstГЎ perdido".

Oh, mierda. HabГ­a estado en la primera lГ­nea de la lucha por la justicia omega, una guerra secundaria despuГ©s de la DivisiГіn. HabГ­amos trabajado juntas muchas veces, a altas horas de la noche en las sombras, susurrando para que los guardias no nos oyeran.

No podГ­a dejar que ella supiera lo asustada que estaba por Г©l. "ВїCuando sucediГі?"

"Nunca volviГі a casa despuГ©s de la celebraciГіn de la boda". Se tapГі la boca con la mano para reprimir un sollozo y yo coloquГ© mi mano sobre su hombro. "He estado tratando de hacerle llegar un mensaje a una de ustedes, chicas, pero desde el final de La DivisiГіn, todo ha sido un caos. No hay guardias. No hay reglas. No pensГ© que las cosas pudieran empeorar, pero lo hicieron".

Si los humanos supieran lo que hemos estado haciendo, nuestros sueГ±os de revoluciГіn que no tienen nada que ver con el Rey o su corte, se asegurarГ­an de detenerlos en seco.

"HarГ© todo lo que pueda para recuperarlo". Le di un abrazo rГЎpido, pero no tuve tiempo de quedarme y consolarla.

TenГ­a que trabajar con Dagger. Por mucho que esperaba que Rielle pudiera contarnos los secretos de la realeza, tenГ­a que contarle los nuestros.

Sin el otro, no habГ­a forma de que pudiГ©ramos ganar esta pelea.














CAPITULO TRES

Dagger







CarguГ© otro contenedor de suministros dentro de la pequeГ±a bodega del Humvee elГ©ctrico. TenГ­a la intenciГіn de irme al amanecer y el cielo ya se estaba iluminando. El rey Adalai insistiГі en que llevara una tripulaciГіn de hombres conmigo y le di una lista de algunos de los mГЎs sigilosos. Sin duda enviarГ­a lo mejor para esta misiГіn ya que era muy importante para su reina, pero si no... bueno, no importarГ­a. Me darГ­a cuenta de una mierda.

Volviendo a la armerГ­a, carguГ© armas y municiones. Ya estaba totalmente armado, como lo estarГ­a cualquier otro dГ­a, pero nunca estaba de mГЎs tener unas extra. Especialmente cuando podrГ­a estar enfrentГЎndome a bestias que eran dos pies mГЎs altas que yo.

En el camino de regreso al vehГ­culo, los primeros indicios de sol comenzaron a asomarse por las murallas de la ciudad, y los sonidos de Luxoria al despertar convirtieron la tranquila madrugada en un zumbido sordo. Los hombres se estaban reuniendo cerca del castillo para preparar nuestro viaje. Era un pequeГ±o ejГ©rcito, en su mayorГ­a betas. FГЎcil para llegar a lugares donde no Г©ramos bienvenidos.

Me acerquГ© al grupo, sorprendida de encontrar a Cassian entre los hombres. Era el supervisor de las fronteras occidentales. TenГ­a un ejГ©rcito propio a su mando. ВїPor quГ© Adalai lo enviarГ­a conmigo?

Cassian captГі mi mirada mientras cargaba las armas en el Humvee. Se acercГі, luciendo mГЎs sombrГ­o de lo normal.

"ВїEl rey te enviГі para vigilarme?"

PuliГі una manzana en sus cueros y el crujido de su mordida sonГі pesado en la calma de la maГ±ana. "Algo asГ­."

SonreГ­. "Figurando. Los poderosos caen con fuerza cuando una mujer los agarra por los huevos".

Cassian arqueГі una ceja. "No creo que sean sus bolas las que tiene. El rey estГЎ emparejado. Garantizado. Un vГ­nculo real como no habГ­amos visto por aquГ­ en mucho tiempo. Creo que la reina Zelene tiene su corazГіn".

"Su corazГіn."

"Si. La cosa que late en tu pecho. Tun, tun. Pum, pum”.

FruncГ­ el ceГ±o. "Estoy familiarizada con el Гіrgano, gracias".

Cassian se enderezГі, mirando por encima de mi hombro, y me volvГ­ para ver quГ© llamaba su atenciГіn. Dos omegas se dirigГ­an hacia nosotros. Las reconocГ­ a ambas. Charolet, que ahora era una de las damas de la reina, y la Гєnica omega que definitivamente no esperaba volver a ver antes de irme.

Tavia.

Ninguna de las mujeres vestГ­a la vestimenta adecuada del castillo. En su lugar, usaban... Вїcueros de pelea?

Mi lobo interior se retorciГі en advertencia cuando las dos omegas se detuvieron al lado del vehГ­culo. No podГ­a apartar los ojos de Tavia y la mirada que parecГ­a estar permanentemente grabada en su rostro.

"ВїQuГ© estГЎn haciendo aquГ­?" PreguntГ©.

“Reportándonos para el deber. Señor." Su tono era todo menos respetuoso, pero eso no era lo que más me molestaba.

"Tu lugar estГЎ en el castillo", le dije, alejГЎndome de ella para terminar de empacar.

Ella siguiГі. TambiГ©n lo hizo la otra omega. Cassian tambiГ©n.

"No esta vez", argumentГі Tavia. "Vamos a ir contigo a cazar a los humanos".

Mi mirada se posГі en la de ella. "Por el infierno que irГЎs".

InclinГі la cabeza hacia un lado. "Por el infierno. Si. Probablemente asГ­ serГЎ contigo". AclarГЎndose la garganta, hizo un gesto a su amiga. "Ya conoces a Charolet". La mujer en cuestiГіn asintiГі con fuerza. ParecГ­a el papel de un soldado, incluso si solo estaba jugando a disfrazarse. "Era posible que la haya visto antes, luchando en el frente, pero dudo que conociera su nombre".

La acotaciГіn no se me escapГі. El PensГі que no me importaba nada la gente de la que me habГ­a hecho cargo. Que no sabГ­a nada de su lucha. Ella estaba equivocada, pero nadie se lo dirГ­a. Porque todo lo que pensГ© que sabГ­a sobre ellas no compensaba el hecho de que habГ­a hecho de su existencia un infierno.

Negué con la cabeza y seguí caminando. “Ya tengo mi ejército. No necesita extras. Ambas están despedidas".

Tavia se riГі con verdadera gracia. "ВїDespedidas? No, lo siento, Lord Da, me refiero solo a Dagger. El rey Adalai ha decidido que el ejГ©rcito tambiГ©n deberГ­a estar formado por omegas. AquГ­ estamos. Me tienes a mГ­ y a Charolet".

El rey no me habГ­a dicho nada de esto.

"No es necesario", murmurГ©.

Se inclinГі cerca como si fuera a compartir un secreto conmigo. "Ya no puedes decidir quГ© es necesario. Y lo sea o no, lo acompaГ±aremos a cazar a los humanos y encontrar a nuestra gente desaparecida".

MirГ© a Cassian, que habГ­a dejado de comerse su manzana. CubriГі su sorpresa mejor que yo.

“Podría ser útil”, ofreció. “Ellas pueden saber más sobre los mutantes que nosotros. Los conocían antes de que los humanos los secuestraran".

Tavia seГ±alГі con la barbilla hacia Cassian. Escucha a este. Es listo."

ВїГ‰ste? Cassian dijo, luciendo estupefacto. Antes de la aboliciГіn de La DivisiГіn, una omega serГ­a brutalmente castigada por hablar con un alfa asГ­. Especialmente uno que tambiГ©n era miembro de la realeza.

"TambiГ©n lo es tu boca", le espetГ©. "SerГ­a prudente observar la forma en que le hablas a un alfa".

Tavia entrecerrГі sus ojos azules, y la forma en que no retrocediГі hizo que me pusiera duro debajo del cinturГіn. Mierda. No se suponГ­a que fuera asГ­. Un alfa exigГ­a sumisiГіn, pero su desafГ­o me excitГі.

"ВїEs eso una amenaza?" Se acercГі hasta que nuestros pechos casi se tocaron, mirГЎndome como una pequeГ±a pieza de dinamita que podrГ­a explotar en cualquier momento.

El animal en mГ­ querГ­a hacerla estallar. Hacerla que me odiara aГєn mГЎs.

"No es una amenaza, petardo", gruГ±Г­ en voz baja. "Es una sugerencia."

"Oh. Bien. En ese caso, no gracias. HablarГ© como quiera, ahora que soy libre de hacerlo".

Charolet parecГ­a divertida. ВїElla pensaba que eso era divertido? ВїQuГ© estaba pensando Adalai al enviar a la hermana de la reina en esta misiГіn? Especialmente a ella. ВїCГіmo se suponГ­a que iba a hacer mi trabajo cuando ella estaba tan empeГ±ada en desafiarme?

"Ha salido el sol", interrumpiГі Cassian sonando casi tan perturbado como yo. "DeberГ­amos ponernos en movimiento si queremos encontrar un lugar seguro para acampar antes de que oscurezca".

Los labios de Tavia se apretaron sarcГЎsticamente. "Si. DeberГ­amos irnos. No me gusta perder el tiempo". PasГі rozГЎndome, su familiar aroma picante me envolviГі mientras se pavoneaba hacia el vehГ­culo y trepaba por la parte trasera para encontrar un lugar en el banco.

“Hola, chicos”, dijo, saludando a los hombres con el ceño fruncido y boquiabiertos que fueron elegidos para la misión. Se dejó caer entre dos enormes betas mientras Charolet seguía su ejemplo. Y luego miró por la parte trasera del camión, lanzándome una sonrisa remilgada.

"JГіdeme", murmurГ©.

"SГ­", estuvo de acuerdo Cassian. Jodete. Ni siquiera estarГ­as aquГ­ si hubieras hecho tu trabajo".

"Mi trabajo", me burlГ©. "ВїCuГЎl era exactamente mi trabajo?"

"Estabas a cargo de las Tierras Yermas."

"ВїY quГ© crees que eso significa exactamente?"

Cassian lo fulminó con la mirada. “Estaban bajo tu autoridad. Si algo andaba mal allí, deberías haberlo informado".

AsentГ­ con la cabeza, mirando mГЎs allГЎ de las puertas de la ciudad hacia el polvoriento y ruinoso desierto. "Reportarlo. ВїHabrГ­a hecho alguna diferencia, para alguno de ustedes, si hubiera venido al consejo y hubiera dicho que faltaban omegas?

Cassian no respondiГі.

“¿Habría enviado el rey grupos de búsqueda? ¿Habría reunido al ejército occidental y lo habría enviado a buscar? ¿A Omegas? ¿Qué hay de Solen y Evander? ¿Alguno de los dos habría levantado un maldito dedo para ayudar?

TodavГ­a nada.

Me volví hacia él. “Mira, lo que todos ustedes, idiotas, parecen estar olvidando es que hasta que el Rey emparejó a Zelene, a nadie le importaban los omegas. Y ahora que la ley ha cambiado, cada uno de ustedes está buscando un lugar para echar la culpa. Esa es la verdadera parte de mierda que ninguno de ustedes está dispuesto a aceptar. Todos les fallamos. Todos fallamos". Subí detrás de la columna de dirección y encendí el motor eléctrico. Esperé a que Cassian tomara asiento a mi lado, y luego puse mi rumbo hacia el desierto vacío más allá de las Tierras Yermas.

Que todos me culpen. De todos modos ya me culpГ© a mГ­ mismo.

Pero la verdad era que todos pagarГ­amos por lo que le habГ­amos hecho a nuestra manada.














CAPITULO QUATRO

Tavia







Petardo. La palabra se me quedГі grabada en la cabeza. Es mejor que Dagger me maneje con el mismo cuidado que uno de esos explosivos que a la realeza le encantaba encender sobre el castillo cuando querГ­an que todos supieran sobre sus victorias en la guerra. Era igual de peligroso e impredecible.

Lo sorprendГ­ mirГЎndome por el espejo retrovisor mientras conducГ­a, y me recordГ© a mГ­ misma que no podГ­a dejar que me sorprendiera con la guardia baja. Vigilar cada uno de sus movimientos era solo una razГіn de por quГ© estaba aquГ­. MГЎs que nada, habГ­a prometido salvar a mi gente. Por ahora, esto tendrГ­a que ser suficiente.

MirГЎndolo.

Su cabello oscuro ondeando en la brisa caliente. La forma en que sus hombros se flexionaban y tensaban bajo sus cueros militares. ВїCГіmo podГ­a ser tan atractivo un hombre tan horrible? QuizГЎs tenГ­a una polla pequeГ±a y su apariencia existГ­a para compensarla. Se moviГі en su asiento y los gruesos mГєsculos de su cuello se flexionaron, haciendo que mi boca se secara.

No, no estaba distraГ­da en absoluto. Su pequeГ±a sonrisa se reflejГі en el espejo, diciГ©ndome que se dio cuenta, y arrastrГ© mi mirada hacia la ventana.

Nada mГЎs que desierto rodeaba a nuestra caravana. Eran solo unos pocos vehГ­culos. Su Majestad insistiГі en que enviaba a sus mejores hombres. AsГ­ era como Cassian habГ­a sido atrapado en esto. El EjГ©rcito Occidental que Г©l comandaba estaba compuesto en su mayorГ­a por betas y alfas mГЎs jГіvenes que disfrutaban de los mismos privilegios que se otorgaban a todos los residentes de Luxoria. Ahora su lГ­der estaba siendo castigado por la ineptitud de Dagger.

Hice un balance de los hombres en el vehГ­culo conmigo. No los conocГ­a por su nombre, ni si eran los buenos soldados que el rey creГ­a que eran. TenГ­a que confiar en la realeza, algo que no me resultaba fГЎcil.

Charolet puso su mano en mi hombro.

"ВїSabes adГіnde vamos?" susurrГі en mi oГ­do.

Los omegas no tenГ­an una educaciГіn formal. HabГ­amos aprendido a leer a la luz de las velas, con susurros y textos olvidados. Cualquier habilidad que no fuera para el propГіsito de cumplir con nuestros deberes con el reino provenГ­a de la escuela de los golpes duros. Pero todos los que conocГ­a soГ±aban con un dГ­a en que tuviГ©ramos oportunidades. TenГ­amos la intenciГіn de estar listos cuando llegara.

Aun asГ­, no tenГ­a idea de que el desierto era tan grande. Tan desolado. Mi mundo nunca habГ­a existido fuera de las limitaciones de Las Tierras Yermas y Luxoria. Supervivencia.

Sacudiendo la cabeza lo suficiente para responder a Charolet, me inclinГ© hacia adelante. AsГ­, Dagger no podГ­a mirarme a los ojos sin lanzar el vehГ­culo a la arena, pero podГ­a sentir su juicio.

"ВїTienes idea de adГіnde vamos?" Yo preguntГ©.

Cassian riГі. OjalГЎ estuviera liderando esta misiГіn en lugar de Dagger. Nadie faltaba en las fronteras occidentales.

"Por supuesto que sГ­." Su respuesta estaba destinada a tranquilizarme o volver a estar en mi lugar. En cambio, me enfureciГі.

"ВїCuГЎnto tiempo has sabido que los humanos estaban realizando experimentos con los omegas?"

Sus dedos se apretaron en el volante. "No sГ© la ubicaciГіn de los laboratorios. Solo donde estГЎ la ciudad. Una vez que lleguemos, emplearemos la inteligencia que hemos estado reuniendo... "

"AsГ­ que sabГ­as desde el principio que esto estaba pasando". Mi mandГ­bula estaba tan tensa que temГ­ romper el hueso. E ignoraste nuestros informes. Nuestras sГєplicas de ayuda".

Dagger pisГі los frenos y, en una nube de polvo, nuestro coche se apartГі de la caravana. Menos mal que no Г©ramos el coche lГ­der. La realeza, incluso en un papel militar, dejarГ­a que los soldados beta subieran al frente. Los Alfas Reales nunca se movГ­an sin protecciГіn, incluso si podГ­an aplastar a sus enemigos con un chasquido de su dedo. Los coches detrГЎs de nosotros hicieron lo mismo, y fue un milagro que no provocara un accidente.

Se volvió hacia mí. "Reporté todos los incidentes, Tavia". Sin apodo lindo esta vez. “Fue solo cuando la reina hizo de este tema una prioridad que se estableció una misión”.

"Los humanos usarГЎn tu tecnologГ­a en tu contra". Mi corazГіn tronГі en mi pecho y el sudor corriГі por mi columna. No hacГ­a mГЎs calor, pero estos conjuntos de cuero eran brutales. No era de extraГ±ar que los alfas fueran tan idiotas todo el tiempo. Estar tan caliente me ponГ­a de mal humor. "Los omegas que capturaron no te son leales. HarГЎn lo que sea necesario para sobrevivir".

Entrecerró la mirada y el sudor se enfrió dentro de mi chaqueta. No podía dejar que pensara que tenía algún efecto en mí. “Lo único que me importa es si los omegas dentro de este camión me son leales. ¿Puedo confiar en que lucharás por mí?”

La confianza fue lo que dije que nunca le darГ­a a los alfas. Pero en el desierto, en esta caravana, era diferente.

No estaba luchando por Г©l, me dije. Estaba luchando por todos mis amigos desaparecidos. Y los lobos que se habГ­an convertido en monstruos, para que pudieran encontrar algo de paz.

AsentГ­.

“En el ejército, trabajamos juntos como un equipo. Luchas por el hombre que está a tu lado y, a cambio, él lucha por ti. La División es debilidad".

"No lo sé", suspiré, pero luego me protegí. No tuvo que dar el siguiente paso. La debilidad es igual a la muerte. “Recientemente se secuestró otro omega. Me acabo de enterar anoche. Todavía están capturando omegas de Las Tierras Yermas".

Dagger tragГі saliva. Esta era nueva informaciГіn, y no deberГ­a haberlo tomado por sorpresa con eso. En un mundo perfecto, habrГ­a seguido el protocolo. Pero estaba aprendiendo las reglas de este nuevo rol a medida que avanzaba. Las viejas reglas no habГ­an funcionado.

"Se lo haremos saber a las tropas que estГЎn en la ciudad". Se puso de frente y puso el camiГіn en marcha. En lo que a Г©l respectaba, esta conversaciГіn habГ­a terminado.

Pero no fue asГ­. "ВїQuiГ©n estГЎ vigilando ahora Las Tierras Yermas?"

SacudiГі la cabeza. "QuizГЎs deberГ­as haberte quedado atrГЎs".

Entonces no tenГ­a idea. Pero no era su trabajo interrogar al rey. Solo para cumplir sus Гіrdenes. Adalai no le contaba todo. Dagger no sabГ­a que Charolet y yo venГ­amos. Eso me reconfortГі, que en realidad habГ­a un plan para vigilar nuestra casa.

“Confío en que mi hermana hará lo correcto por nuestra gente”, dije. Ahora la conversación había terminado.

Me hundГ­ en mi asiento, pero no me relajГ©. SeguГ­ pensando que veГ­a la ciudad humana aparecer a la vista, pero era solo un espejismo, explicГі uno de los soldados beta. El desierto te jugaba una mala pasada cuando estabas allГ­ demasiado tiempo. ApreciГ© que hubiera aceptado mi rol en esta misiГіn sin resentir que yo fuera la razГіn por la que estaba aquГ­. La mayorГ­a de las betas eran decentes, incluso complacientes.

Pero por dentro, mi lobo gruГ±endo. Cada vez mГЎs impaciente y muriendo por una pelea.

No era buena seГ±al.

A lo lejos, vigas de acero se elevaban de la arena. El reflejo del sol hizo que pareciera un fuego y nos dirigimos directamente hacia Г©l. A medida que nos acercГЎbamos, los objetos se volvieron mГЎs claros. Reales.

Mi corazГіn saltГі a mi garganta. Aparecer en la fortaleza humana sin previo aviso podrГ­a ser un procedimiento operativo estГЎndar para la realeza y su ejГ©rcito, pero como omega... solo venГ­amos aquГ­ como prisioneros. Y los que sobrevivieron no se fueron de la misma manera que vinieron. En Las Tierras Yermas, conocГ­a las reglas, pero no tenГ­a idea de cГіmo jugar a este juego.

Todos salieron de los vehГ­culos. Me deslicГ© del asiento y esperГ© a Charolet. Ella fue la Гєltima en salir. Sus ojos oscuros estaban muy abiertos y sus labios se separaron.

Le ofrecГ­ mi mano para ayudarla a bajar. "Zelene los matarГЎ si algo nos pasa", le susurrГ© al oГ­do.

Ella no respondiГі de inmediato, sino que evaluГі a Dagger y Cassian. Su mirada se detuvo un poco mГЎs en Г©l. "ВїQuГ© pasa si entramos en celo?" ella preguntГі.

Mierda. HabГ­an pasado tantas cosas desde el calor de Zelene que me lo habГ­a quitado de la cabeza. Y con el final de La DivisiГіn, ya no me sentГ­a tan vulnerable. Me habГ­a olvidado de preocuparme por el inevitable flujo hormonal que nos puso en peligro. Vivir juntas en la pequeГ±a choza nos habГ­a puesto a todas en el mismo ciclo. Zelene no siempre fue la primera en experimentar su calor, pero a menudo ocurrГ­a un efecto dominГі.

Y si estar cerca de los alfas la hacГ­a tropezar... mi lobo se retorcГ­a dentro de mГ­. "ВїViene tu calor?"

"AГєn no."

Suspiré. “Hacemos lo mismo de siempre. Nos protegemos unas a otras".

ConsiguiГі sonreГ­r, pero no durГі mucho.

“Tavia. Charolet,” ladró Dagger. "Si quieren ser parte de esta misión, es mejor que se pongan al día con los soldados experimentados y vengan a escuchar".

GemГ­, pero nos unimos al grupo en la parte delantera del vehГ­culo.

"Haremos un acercamiento pacГ­fico", dijo Dagger, y yo querГ­a protestar. Los humanos habГ­an convertido a nuestros amigos, nuestra familia en mutantes. Eso era, si no tenГ­an la suerte de morir en la transformaciГіn. Pero luego me di cuenta por primera vez de que realmente estaba de nuestro lado. "No asuman que nadie estГЎ demasiado lejos para salvarlo mientras estГ© vivo. Contamos con un equipo capacitado de mГ©dicos y un camiГіn lleno de suministros mГ©dicos. Una vez que evaluemos la situaciГіn, se le asignarГЎ su tarea. Solo recibirГЎn Гіrdenes mГ­as o de Cassian.

"ВїNo es la hermana de la reina?" alguien detrГЎs de mГ­ se riГі. "Ella tiene un rango mГЎs alto que tГє".

Dagger frunciГі el ceГ±o. "Las Гіrdenes provienen Гєnicamente de los Comandantes Alfa". Nadie le recordГі que ese ya no era su tГ­tulo.

Cassian comenzГі a caminar y los soldados lo siguieron. Todos menos Dagger. Charolet agarrГі mi mano cuando comenzamos a movernos. Cualquiera que se diera cuenta pensarГ­a que era una muestra de unidad o de miedo.

"Ustedes." Dagger me habГ­a estado esperando. Charolet y yo nos detuvimos en seco. Sin nadie como testigo, Dagger podrГ­a inventar cualquier historia para explicar que dos omegas no regresaron. "No se aparten de mi lado".

"JamГЎs", prometiГі Charolet.




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